Las ventajas de esta práctica suelen reducirse a la medición de métricas en redes sociales.
Este enfoque parcializado no nos permite conectarnos con los beneficios genuinos de la interacción y de tener una actitud colaborativa en el mundo profesional, que es lo que posibilita el networking.
¿Hilo en nuestro telar o hilo en telar ajeno?
Construimos nuestra vida a partir de la interacción continua con los otros, dando y recibiendo. Experiencias, vínculos, oportunidades, saberes y proyectos se entretejen en el entramado del “ida y vuelta”. Algunos hilos son frutos de nuestras planificaciones y estrategias.
Otros se nos suelen presentar de forma azarosa, cuando no esperábamos encontrarlos en nuestro recorrido. Y muchas veces, estos hilos casuales son los que contribuyen a la creación original de nuestro tejido, aportando tonalidades y texturas. Desafían al concepto, propia de nuestra cultura occidental, de que lo que somos y hacemos es consecuencia de nuestros actos individuales, voluntarios y racionales.
Nuestro hilado puede ser solamente nuestra exclusiva materia prima, pero también lo podemos expandir y multiplicar hacia otros telares, generando un efecto dominó que nos permita compartir desinteresada y generosamente nuestro valor.
Volviendo a nuestros valores…
“Se cosecha lo que se siembra.”
“Da sin esperar recibir nada a cambio.”
“Agua que no has de beber, déjala correr.”
Son algunas de las frases o refranes que vienen a mi memoria frecuentemente y que constituyen la sabiduría popular. Mis padres han nacido y han sido educados en el campo y en pequeños pueblos del interior del país. Estas palabras, y otras tantas, que formaban parte de la conversación cotidiana, representan el sistema de valores que mi familia me ha transmitido. De modo casi inconsciente, se han naturalizado en mí y he procurado, también, que sean la base de la educación a mis hijos.
¿En qué contribuye el Networking a la Marca Personal?
En mi labor profesional, hace más de quince años que me dedico a coordinar, guiar y acompañar procesos de coaching de carrera, descubriendo y confirmando la importancia de construir relaciones sólidas a lo largo de los años.
El renombrado networking, del que tanto se habla, se suele definir exclusivamente a partir de un enfoque cuantitativo, que presupone contabilizar contactos, likes y recomendaciones. Sin embargo, esta perspectiva es insuficiente y reduccionista.
El networking es una red de relaciones humanas basadas en el dar y ofrecer ayuda; en el aprender a pedir y solicitar apoyo, consejos, recomendaciones a colegas o especialistas.
Descubro, con cierta desilusión, que mucha gente aún se mira solo a sí misma e interactúa “si le conviene”. Busca, en las redes y en acciones planificadas y controladas unilateralmente, encontrar lo que le confirme cierta autosatisfacción inmediata que, a largo plazo, solo será efímera y superficial. Son hilos solamente en su propio telar.
Por suerte, hay otros grupos de personas que descubren que la interacción también es un intercambio que puede sumarle al otro. Entonces, comparten información valiosa, tienden una mano, facilitan el contacto de personas para que integren proyectos o trabajen juntas. Es decir, son partícipes activos en pequeños actos que pueden cambiar la vida de los demás. Son hilos no solo en su propio telar, sino también en telares ajenos.
Vivimos un momento de cambio e incertidumbre, en un mundo donde muchas de nuestras certezas se han desvanecido y buscamos nuestro lugar a tientas en la niebla. En el contexto actual, son indispensables más que nunca los pequeños gestos genuinos, que modifican y transforman tanto a nosotros como a los demás.
Necesitamos, para fortalecernos y también para hacer crecer nuestra red de vínculos y nuestra Marca Personal, reconvertirnos hacia una cultura colaborativa y más solidaria desde la acción y no solo desde los buenos deseos.
Entender y comprender que todos somos parte del mismo entramado.