Fíjate en tu entorno, tus sueños, tus experiencias y sentimientos y lo que realmente te apasiona. Comienza a hacerte preguntas sobre ello.
Algunas de las preguntas poderosas son:
- ¿Con qué disfrutas verdaderamente?
- ¿En qué actividades pierdes la noción del tiempo?
- ¿Cuáles son tus intereses y aficiones?
- ¿Cuáles son los temas de conversación que más te seducen?
- ¿Cuál es aquello sin lo cual no podrías vivir?
- ¿Qué es lo que has hecho siempre sin darte cuenta y te encanta?
- ¿En qué cosas recibes reconocimiento de los demás?
- ¿Cómo ayudas a los demás?
- ¿Qué harías, aunque no te pagaran por ello, por el simple placer de hacerlo?
Es muy importante abrir tu mente para redescubrirte y verte de una forma totalmente diferente. Las respuestas están dentro de ti siempre. También aprovecha el feedback de los que más te conocen y, sobre todo, presta atención a quienes admiras y pregúntate el porqué.
Aunque no te lo creas, todo lo que admiras de otros son cualidades y fortalezas que tú también tienes, que quizás aún no has desarrollado o no has reconocido como propias.
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