Durante estos meses, tuvimos más tiempo y necesidad de reflexionar sobre nuestro perfil. Lo que solíamos hacer a modo de balance anual o semestral, se volvió urgente en tiempos de crisis y replanteos.
La metodología FODA nos permite una mirada hacia el interior de nuestro perfil y una revisión de variables externas que nos afectan o modifican.
En una primera visión interna, ponemos especial foco en las Fortalezas. Para ello me pienso en acción, a través de conductas reales (no deseadas o fantaseadas), observo y registro qué cosas me salen bien, en qué me destaco naturalmente, qué comportamientos valoran los demás en mí. A esos comportamientos, los agrupo en no más de tres palabras. Luego, reviso qué aspectos necesito mejorar o sobre qué cosas estoy trabajando para superarme. Si bien el cuadrante se llama Debilidades, prefiero llamarlo Desafíos. En este cuadrante, puedo anotar también qué comportamientos, hábitos y pensamientos me juegan en contra en relación a mis metas y objetivos.
Una vez que pude tomarme un momento para la reflexionar sobre mis Fortalezas y Desafíos, comienzo a mirar mi entorno, mi contexto y busco clasificarlo en Oportunidades y Amenazas. Puede resultar difícil, en momentos de cambio o muy críticos, encontrar oportunidades. Es importante entrenar esta visión, ya que será en gran parte la que me aliente a trabajar en pos de ciertos objetivos asentados en mis fortalezas. Detectar amenazas me permite estar más alerta y elegir el camino más conveniente evitando algunos obstáculos al haberlos visto a tiempo. Si hacemos la analogía con un camino a recorrer por nosotros mismos podemos pensar que antes de emprenderlo es bueno conocer la ruta, los atajos, los peligros y también estar bien preparados, conocer nuestra resistencia, lo que debemos llevar, que hay que planificar o anticipar y cuáles serán las dificultades o desafíos que quizás nos toque afrontar.
Los animo a realizar su FODA y luego trazar un par de objetivos coherentes con dicho análisis.
