“Herramientas Sociales” para desenvolverte mejor en tu trabajo

El mercado laboral recompensa cada vez más las habilidades sociales

Aprender a decir “no” en tres pasos

1 – Entender la petición del otro y empatizar (que no es tan fácil), expresar algo positivo de la relación o de la persona que pide el favor.

2 -Nuestros intereses y que no impliquen acceder a la petición inicial.

Por ejemplo. Un amigo nos pide que le dejemos el coche para llevar a su abuela al cementerio, que no es que esté a desmano, es que está en otra provincia, y alega que es el aniversario de su abuelo, que quién sabe si será el último año que pueda hacerlo. La respuesta adecuada, siguiendo esos tres pasos, sería:

“Hay que llevar a tu abuela como sea. Yo soy de los que prefiero no dejar mi coche. Pero si te parece, puedo recogeros, os dejo en la estación y al regreso os espero para llevaros a casa”.

La magia de las críticas constructivas

Criticar bien es una de las habilidades más especiales que uno puede tener, su efecto casi parece una cuestión de magia.

Las críticas han de ser constructivas. Aportan “niveles más altos de emociones agradables y más bajos de emociones desagradables” a ambas partes.

 En esta habilidad, la expresión facial y el tono de la voz no lo es todo, pero casi. Un experimento relacionado con el liderazgo empresarial concluyó que las críticas expresadas en un tono amable y cordial suelen producir una sensación positiva en quienes las reciben, mientras que las buenas noticias expresadas de manera distante tienden a dejar frío al interlocutor.

La retroalimentación que producen las buenas críticas “desarrolla importantes habilidades académicas y para la vida” y nos hace ser genuinamente receptivos a los comentarios de los demás.

Hablar en público y que te escuchen

Hay que controlar el tono de voz, que sea algo elevado, las inflexiones, dar al discurso una velocidad apropiada, así como estructurar los contenidos: introducción, generar expectativas, desarrollo y conclusiones.

El arte de preguntar

Hacer preguntas abiertas, interesándonos por la otra persona, alternándolas con información gratuita; aportar algún comentario aunque no nos lo hayan preguntado, para convertir la interacción en un diálogo, no en un interrogatorio.

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