Por Lic. Cecilia Rodriguez Casey
Suele pensarse que la búsqueda laboral es ardua y estresante cuando uno no tiene empleo. Es cierto que, en esa situación, suelen coincidir factores que complejizan el asunto: no tener dinero para pagar las cuentas, encontrarse con demasiado tiempo libre y perder rutinas, además de cierto desánimo frente a la incertidumbre que implica el futuro.
Sin embargo, la búsqueda de un cambio cuando uno tiene trabajo también conlleva desafíos y, a veces, genera mucha ansiedad.
Buscar trabajo trabajando no es tarea fácil. Quien lo haya hecho o esté atravesando por esa situación puede dar fe.
Encontrar tiempo para dedicarle a la búsqueda es el primer desafío. Aun si uno no se está postulando a muchas ofertas y es convocado por selectores por estar visible en las redes, debe estar disponible para responder emails, encuestas, test, llamadas, video llamadas y entrevistas online o presenciales. Todo esto requiere tiempo y energía. Dejar sin respuesta o hacerlo dos días después es una mala señal y, en tiempos de inmediatez, puede implicar ya no ser tenido en cuenta.
Además, cuando asignamos recursos para la búsqueda puede que merme la calidad de nuestro trabajo o el cumplimiento estricto de horarios por mencionar algunas variables que pueden verse afectadas. Si somos muy responsables y comprometidos nos podríamos ver “en aprietos” y en la encrucijada de si transparentar nuestra intención de cambio de empleo o de si hacer malabares para cumplir con todas las exigencias, ya sea trabajando después de hora, concertando entrevistas fuera del horario laboral, o dejando de lado nuestro almuerzo.
Por ello, una recomendación es asegurarnos de contar con la energía, el tiempo, y los recursos para avanzar en los procesos de selección que se nos presenten y nos interesen. Hacerlo de forma tibia o con altibajos nos puede conducir a la frustración por la falta de resultados.
Al embarcarte en un proceso de cambio, recomendamos entonces preparartepara que la transición sea lo más fluida posible y sin elevados costos:
- Planificar y analizar el proceso a encarar
- Asegurarte de contar con los recursos a invertir en el proceso
- Ser coherente, claro y sincero en todos los planos de tu comunicación (no siempre contamos con una segunda oportunidad para mostrar nuestro mejor perfil)
De lo contrario, lo que podría suceder es que sigas disconforme donde estás y sin lograr el objetivo buscado. Será preferible entonces encarar el desafío de modo firme y enérgico cuando realmente lo decidas hacer y te sientas en condiciones para ello.
Por último, para abrir una nueva puerta es primordial haber cerrado de buen modo la anterior. Las buenas referencias, la red de contactos, los aprendizajes que nos llevamos de cada ámbito forman parte de nuestro capital profesional, intangible, pero fundamental en nuestra carrera.