Vida personal vs. Vida laboral: un tema de equilibrio

Por la Lic. Vanesa Andrada

Tengo que confesar que hace semanas que estoy buscando el momento para escribir, pero el tironeo entre la vida personal y la vida laboral no me daba tregua.  Y una tarde me dije: “Este es un tema importante. Hoy me dedico a escribir.”. Veamos qué surge, queridos lectores, porque como verán estamos todos navegando las mismas aguas…

Equilibrio es una palabrita que usamos muchos los seres humanos para referirnos a un supuesto estado ideal, una búsqueda constante. Pero ¿cuál es el verdadero significado de la palabra equilibrio? “Es un estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto”, según el diccionario. Desde esta óptica, parecería que esta búsqueda es inútil, porque si algo marca la vida de los seres humanos (nos guste o no) es el dinamismo y el cambio.  

Vayamos a un ejemplo más concreto. Los invito a que se imaginen en esta búsqueda desenfrenada (al final compartan si son parte de los “buscadores”):

“Juan está estudiando porque quiere ser un exitoso abogado, para lo cual pasa noches enteras y fines de semanas preparando trabajos prácticos y parciales. Se siente agotado y tironeado la mayor parte del tiempo.  Juan piensa que se está perdiendo parte de su vida joven: fiestas, reuniones, amigos, salidas, experiencias… Y su novia (relación que logró conservar desde el secundario) también le reclama más tiempo. A mitad de la carrera, decide aflojar la exigencia, abre un espacio para esas cosas que se estaba perdiendo. Sin embargo, rápidamente se ve convocado por otra obligación: tiene que trabajar, al menos medio tiempo, porque sus padres están muy apremiados económicamente.  Nuevamente hay menos tiempo para esa vida que tanto anhela. Ahora todo es presión y exigencia.

Del trabajo a la facultad, van pasando los años.  Se recibe y feliz piensa: “Ahora si empezaré a vivir”. No obstante, los primeros trabajos no son rentables, por ende tiene que sostener por un tiempo su trabajo actual. Además, la profesión le requiere seguir estudiando y perfeccionándose.  Para este momento, su relación pide pasar a otra instancia…

Y así continua la vida de Juan en una carrera de obstáculos, donde las presiones y obligaciones se imponen sobre sus deseos y anhelos… Y llega el final del día o la semana con una gran sensación de insatisfacción, siente que le falta tiempo, siente que no está pudiendo equilibrar su vida laboral con lo personal.”

 ¿Les es familiar, queridos lectores?

Si hacemos un análisis muy simple de esta situación, hay una búsqueda errante de equilibrio (quizás porque está enfocada hacia afuera), lo que implicaría lograr hacer todo lo que se propone nuestro protagonista de manera disfrutable.  Algunas cosas son vividas como impuestas, como obligaciones, y esa simple etiqueta nos mal predispone.  Otras parecen inalcanzables o incompatibles con la carrera hacia el éxito. Sin embargo, nuestro protagonista sigue esperanzando en lograr en algún momento ese tan ansiado equilibrio.  ¿Se lo dicen ustedes o dejamos que se dé cuenta solo?  Esta búsqueda es imposible… – no se vayan, no se enojen- … al menos desde este enfoque.

Si volvemos a mirar la historia de Juan, que se parece mucho a la mayoría de las historias de personas comunes (como vos y yo obvio), más que equilibrio lo que falta es presencia.

Y acá, querido lector, viene la parte esperanzadora, la presencia se cultiva de la mano de la aceptación.  La búsqueda errante de equilibrio entre la vida personal y la vida laboral radica, en parte, en la falta de implicación sobre las decisiones que tomamos con respecto a cada lugar que habitamos.  Es seguro que muchas cosas que hacemos no son plenamente elegidas o, al menos, no son agradables al momento de elegirlas, pero podemos elegir cómo transitarlas.

Y acá les dejo una serie de pasos para habitar cada espacio de su vida, sea personal o laboral. Luego me cuentan si se sienten más equilibrados…

. Hacé una lista de tus quehaceres diarios, y clasificalos en obligaciones o elecciones.

. Hacé otra lista de quehaceres pendientes ¿Qué harías si tuvieras más tiempo?

. Ahora revisá tus objetivos ¿Qué es lo más importante para vos en este momento?

. Volvé a las listas y fijate cuál de las dos encaja con tus objetivos.

. Ahora acercate de nuevo a tus quehaceres desde este enfoque, con curiosidad y amabilidad.

. Implicate en cada hacer como si fuese la primera vez.

. Recordá al comenzar el día cuál es tu propósito de vida (puede cambiar con el tiempo).

. Actualizá tus listas con conciencia plena.

La vida se da en ciclos y todo ciclo tiene un comienzo, un desarrollo y un finalHay un momento para cada cosa en la vida,  según cual sea nuestro propósito, según cual sea nuestra intención que nos guía como brújula en este viaje.  Pero resulta que, en algún momento, perdemos esa brújula y somos arrastrados por las expectativas, deseos, y ritmos externos.  Volvé a conectar con tu brújula: esa es la propuesta.

Dejá de hacer equilibrio para sostener todo lo que no sentís importante solo porque hay que hacerlo…

Animate a romper el equilibrio y conectar con cada experiencia… Capaz, quien te dice, hasta llegás a sorprenderte.

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